Contacto

Hoy en día, escuchamos hablar demasiado sobre sostenibilidad y términos que buscan aludir o referenciar a tales características, a causa de estrategias de marketing publicitario empresarial, moda,etc. Tales motivos son reflejo de una sociedad mas atenta y consciente a su impacto medioambiental y "Huella de Carbono" (resultante del cálculo total de emisiones de gases efecto invernadero (GEI) que emitimos personalmente) lo cual resulta desde luego, una señal absolutamente positiva tanto para asegurar nuestro bienestar a presente como a futuro.

Lamentablemente, en muchas ocaciones en las que se habla de sostenibilidad o términos afines, se efectua desde un nivel extremadamente superficial o por la falta de información de quienes lo mencionan. Seguido, por ejemplo, solemos oir que una arquitectura sostenible es aquella que simplemente cuenta con"unos paneles o colectores fotovoltaicos y/o una cubierta ajardinada (...) ". Lo cierto aquí, es que dichos recursos podrían aumentar la sostenibilidad de la obra, pero también podrían prescindirse y aún así concebirse una arquitectura 100% sostenible.

​

Por tales motivos, también solemos escuchar que considerable cantidad de familias o inversionistas desisten a la idea de decidirse por un edificio sostenible por creer que significaría un "gasto de más" o "innecesario" cuando, de hecho, en la mayoría de las ocaciones significa exactamente lo contrario logrando en realidad un ahorro a corto, mediano y largo plazo. Ahora uno podría preguntarse "-¿De qué modo, realizar mi proyecto sostenible  podría ahorrarme dinero tanto como problemas a corto y largo plazo? Aquí algunos ejemplos:

​

• En vez de diseñar una vivienda tomando como ejemplo otras que me gustaron en otros lugares de mi ciudad o en otros países, pensarla precisamente según las condicionantes del lugar:

1. Orientando la vivienda según recorrido del sol asegurando un correcto asoleamiento de​ fachadas, correcto planteamiento de las abuerturas y respectivas protecciones y control solar por medio de parasoles fijos de materiales económicos locales.

2. Proteger la obra del frio y calor exterior planteando muros y diferentes recursos de protección según orientaciones por medio de recursos topográficos, vegetación autóctona, forma volumetrica del proyecto, etc.

3. Asegurar una disposición de las aberturas que genere una correcta ventilación natural - cruzada - y/o por convección, de los diferentes ambientes (acondicionamiento pasivo) sin comprometer la funcionalidad de la superficie útil y uso de cada espacio.

4. Asegurar un máximo y correcto aprovechamiento de la luz natural exterior por medio de un correcto diseño de la vivienda y sus diferentes componentes.

5. Diseñar cubiertas y descargas pluviales que permitan reutilizar eficientemente el agua de lluvia para riego, limpieza, descarga del inodoro, etc.

6. Analizar el interés y viabilidad por incorporar un pequeño huerto en el lote, cubierta o verticalmente en un balcón (o dejar dicha posibilidad a futuro).

​

La inclusión al proyecto de los criterios hasta aquí ejemplificados (desde el punto 1 al 6) significan necesariamente un ahorro evidente y significativo para la eficiencia energética y, por lo tanto, en los importes de las facturas a pagar por luz, agua y gas de cada mez. ¿Todavía creemos que incluir estos criterios de diseño en una vivienda, negocio o edificio, significaría un aumento de su costo, sea a corto, mediano o largo plazo? La respuesta es obviamente no, abarca fundamentalmente cuestiones de diseño. Por mencionar alguno ejemplos más, continuamos con algunos ejemplos más:

​

• Visto que la arq. sostenible implica respeto por la cultura local, es importante también proyectar considerando materiales y/o sistemas constructivos locales pero sin dejar de evaluar la implementación competitiva y beneficios de los nuevos materiales y sistemas de construcción.

​

• En vez de pensar una vivienda de diseño tradicional (igual a como se vienen haciendo desde hace cientos de años atrás y como si cada familia o usuario final fuese exactamente igual) con las mismas necesidades, preferencias, motivos, épocas, etc, incluir la innovación que implica la sostenibilidad en la arquitectura y el diseño de interiores para posibilitar que la obra cuente con la capacidad adaptarse perfectamente a nuevos usos futuros sin costo o, al menos, con una mínima inversión y sin mayores complicaciones. Porqué no es recomendable dejar de considerar aspectos como éste: cambios familiares (la llegada de nuevos intergrantes, el cuidado temporal de un familiar de edad avanzada o salud comprometida, la mudanza "definitiva" de hijos que se van a estudiar a otra ciudad o a vivir a un departamento o vivienda propia, etc.

​

• Plantear una óptima disposición de los espacios húmedos (baños, cocina, lavadero) que signifique una sencilla y eficiente instalación sanitaria que ahorre recorridos de tuberias innecesarias o resoluciones constructivas complejas, costosas y evitables.

​

• Implementar materialidades, métodos y resoluciones constructivas eficientes según las necesidades específicas y reales de cada proyecto, sea tanto para mobiliario o elementos de diseño de interiores como de obra, reduciendo al máximo sobrecostos innecesarios o la necesidad de utilizar recursos adicionales evitables y/o a todos aquellos que no compensen su uso o inversión.

​

• Diseñar evitando muros, tabiques o diferentes tipos de subdivisiones que no sean extrictamente necesarias ya que, de no ser así, no solamente obtendríamos gastos innecesarios y excesivos sino además, pérdida de superficie útil y compliaciones en la flexibilidad de los espacios para adaptarse a nuevos usos el día de mañana.

​

• Etc.

​

A partir de algunos de éstos ejemplos de recursos y criterios sostenibles, podemos sin lugar a dudas entender que, su implementación a un proyecto desde su concepción o momento inicial, no comporta en absoluto, motivos de sobrecostos sino que por el contrario, resulta una propuesta extremadamente competitiva y benificiosa tanto para el inversionista como para la familiar que está evaluando considerar remodelar o ampliar su casa, oficina, negocio, obteniendo a cambio, un proyecto eficiente, de calidad, confortable y conveniente, más allá del valorable aporte al medioambiente o su belleza estética.

​

​

Entonces, ¿Cuál sería la definición de una Arquitectura Sostenible?

​

“Una verdadera Arquitectura Sostenible es aquella que satisface las necesidades de sus ocupantes, en cualquier momento y lugar, sin por ello poner en peligro el bienestar y el desarrollo de las generaciones futuras. Por lo tanto, la arquitectura sostenible implica un compromiso honesto con el desarrollo humano y la estabilidad social, utilizando estrategias arquitectónicas con el fin de optimizar los recursos y materiales; disminuir el consumo energético; promover la energía renovable; reducir al máximo los residuos y las emisiones; reducir al máximo el mantenimiento, la funcionalidad y el precio de los edificios; y mejorar la calidad de la vida de sus ocupantes”. (Luís De Garrido - Exposición Mundial de Arquitectura Sostenible - 2010).

​

Los principios fundamentales de la arquitectura sustentable incluyen:

• La consideración de las condiciones climáticas, la hidrografía y los ecosistemas del entorno en que se construyen los edificios, para obtener el máximo rendimiento con el menor impacto.

• La eficacia y moderación en el uso de materiales de construcción, primando los de bajo contenido energético frente a los de alto contenido energético.

• La reducción del consumo de energía para calefacción, refrigeración, iluminación y otros equipamientos, cubriendo el resto de la demanda con fuentes de energía renovables.

• La minimización del balance energético global de la edificación, abarcando las fases de diseño, construcción, utilización y final de su vida útil.

• El cumplimiento de los requisitos de confort higrotérmico, salubridad, iluminación y habitabilidad de las edificaciones.​

​